viernes, 9 de noviembre de 2012

Tan frágil como tú

Y quisiste ser su musa.
Quisiste darle todo de ti, cuando tú estabas tan vacía.
Te volcaste en ese amor-jaula violento que evocaba desde el principio su fin.
Te llamo tanto las claridad de sus ojos. Eran tantas tus esperanzas en él, que viste luz en su abismo.
Quisiste quererlo, lo ansiabas tanto que entonces pudo ser.
Pero te olvidaste que estabas rota porque tu cara era nívea.
Él no era malo, tú lo sabías. Él no entendía tu complejidad.
No entendía esa lluvia en tus pestañas cuando te besaba el alma.
No alcanzó ha entender que esos labios gritaban con voz desgarradora por un "nosotros" juntos.
Quisiste sostenerte en sus fuertes brazos y tuviste miedo cuando descubriste que él era tan frágil como tú.

"No quiero dañarla" pensaba él. No quiero pero lo estoy haciendo.
No se como lamer esas heridas que la desangran.
No se detener sus manos frías cuando evocan al próximo Invierno.
Quiero salvarla de sí misma, de ese dolor que se escarba en sus huesos.
Pero tengo miedo de que nada sea suficiente. De perderla y perderme, de no ser capaz de cambiar esa lluvia ácida de sus ojos verdes, de no hacerla brillar con luz.
La amo desde el epicentro de este temblor.
La amo y ella no lo cree.
No entiende que la siento dentro aunque tengo que luchar en antiguos frentes.
No entiende que en la forma en la que debo amarla tengo que estar desnudo de viejos lastres.

Ella queriendo ser su musa y él su alfarero, no entendieron que poco a poco el amor se convertía insano y caduco.
Ella tan bella, frágil, dividida en miles de sustraendos y él tan sumamente incompleto que no pudieron ser más que jóvenes suicidas que amaban como jóvenes amantes

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