martes, 20 de noviembre de 2012

Inconsciencia

En mi inconsciencia paso los minutos, las horas, los días.
En mi inconsciencia la niebla de hoy es un tupido velo de plomo y la lluvia que amenaza con precipitarse es ácida.
En mi forma aislada del mundo no sonrío, no bailo, no pienso, no existo...
Es lo mismo recordar tu olor que me envolvía que ver a la orquídea de mi mesa deshojase.
Me da lo mismo coger el ascensor que bajar a este abismo por las escaleras.
En mi inconsciencia nadie es lo mismo que nada, y algo y alguien tienen cerrada la puerta.
En mi inconsciencia nadie me puede tocar, ni dañar, ni acariciar, ni sentir..

Pero, así sin más, todo se vuelve real, cercano, me obligan a abrir esta coraza y me inundo.
Ahora percibo cada sonido y tu fragancia. La lluvia, rumor de aguas es la ola que devasta.

Salgo de mi refugio, de ésta, mi burbuja hermética y me despojo de cualquier escudo. Se bañan mis pupilas y pierdo el poco calor corporal.

Este titán dolor que se escarba en mis huesos y estrangula mis venas. Ésta herida abierta que no ha terminado de supurar. Éste sufrimiento que me trae pensamientos suicidas.
Todos mis miedos y mis nervios a flor de piel, necesito de tus abrazos o una valeriana para calmarme.
Oigo tu voz en forma de sexo audible.
Pasas a mi lado, no notas mi latidos reprimidos inhumanamente.

Me miras con indiferencia, indulgencia en una intersección de la via pública.
Te paras y la tomas entre tus brazos que ya me aprisionaron.
Ella te sonríe, yo sangro, tú la besas.

De nuevo mi salvación, mi inconsciencia llega a mi de las misma forma implacable de siempre.
Ya no veo, ni siento, ni sangro nada.
Pero antes de volver a mi esfera impenetrable te bombardeo con esta pregunta inaudible:"¿Ya no me piensas?"
 Y solo el tiempo sabrá si me responderás.

No hay comentarios:

Publicar un comentario