miércoles, 26 de diciembre de 2012

Vacíate de ese cielo.

Ella.

¿Recuerdas?
Su forma de besar,
que no era otra que entregarte sus labios.

¿Recuerdas?
¿O el dolor que sigue  emanando es excesivamente ácido?

¿Recuerdas?
Esa es tu penitencia,
por jugar a morderle el alma
en enero.
Por dividirla en miles de sustraendos
en abril

Demasiados recuerdos
recuerdas.
Demasiados rediles
de culpa, pena e indiferencia
te trae este diciembre.

Dime porqué no avanzas,
porqué piensas que la próxima primavera
será igual que sus ojos tristes.

Dime,
en qué momento quisiste segregar
el abismo de vuestro mundo
y te encontraste solo.

 
Cielo,
termina de supurar.
Recomponte en vida y letras.
Sangra y vacíate de ese cielo caduco
que diluvió mares.
 
Reconoce en ti la fuerza
de multiplicar sumandos y fragmentos de hielo.
Déjale, como ya lo hiciste.
Déjale, pero ahora, sin volver a tras.
Y amale.
Que tú y él solo sabéis de sentimientos insanos.



Dejar de ser uno y mitad,
convertiros en poco más
que un radicando de índice dos.
 
Y vuestras promesas serán
papel mojado de esos que te fumas.
 
Recoge, cielo,
tus tacones de muñeca deshilachada
y enhébrate de olvido.













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